
Aurelio Bermejo 25/06/2019
Ignacio Martínez Leandro, alumno del I.E.S. “Alfonso X El Sabio” de Murcia, resultó ganador del Certamen Ciceronianum de traducción de Latín de la SEEC y participó por ello como representante de España en la XXXIX edición del Certamen Ciceronianum internacional de Arpino, en Italia, en donde quedó clasificado en décimo lugar, tras siete alumnos italianos y dos alemanes, de los 192 de diversas nacionalidades participantes. (En los 39 años de andadura del certamen, solo otro alumno español había conseguido quedar entre los diez primeros, que reciben premio). Teniendo en cuenta, sin embargo, que la mayoría de los citados alumnos eran italianos seguidos por los alemanes, los cuales habían recibido clase de Latín en cuatro o cinco cursos y tres o cuatro horas semanales, podía decirse que Ignacio fue el ganador moral del mismo, dado que él lo preparó en año y medio y habiendo recibido una hora de clase semanal.
Sorprenderá, sin duda, que Ignacio dedicara tan poco tiempo para preparar una prueba de tamaña dificultad y, lo que es aún más extraño, que alcanzara en ese tiempo nivel suficiente para competir con garantías con alumnos italianos y alemanes, que la afrontaban con la preparación arriba mencionada. Pero tengo que decir que, efectivamente, en él todo fue sorprendente al respecto. Finalizados los estudios de la ESO, en la que no cursó Latín, antes de iniciar su Bachillerato Internacional de Ciencias y el Bachillerato español, también de Ciencias, se planteó estudiar Latín como hobby y, posteriormente, Griego, quizá inducido inconscientemente por la valoración positiva que, en alguna ocasión, le hiciera su padre de estas lenguas, al haberlas estudiado por cursar el Bachillerato de Letras. Y consultando la web Cultura Clásica.com, para ver si se anunciaba en ella algún libro, curso o método de Latín que le pudiera servir, encontró que “un catedrático jubilado se ofrecía para dar por Skype clases gratis de Latín”. Puesto en contacto conmigo, a la semana siguiente iniciamos las clases siguiendo mi Método de Latín, cuya primera edición, por cierto, se acaba de agotar.