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21/10/2004

Andrés Fernández Rubio/EPS/EL PAÍS

Colin Farrell, pasión por Alejandro
La figura del más grande conquistador de la historia, con su leyenda excesiva y ardiente sanguinario, alcohólico y bisexual, ha atraído a Oliver Stone para rodar su primera superproducción. Colin Farrell interpreta al héroe, junto a Angelina Jolie

Sigue tu corazón y hazlo con pasión", exclama Colin Farrell mientras bebe agua en el erial cercano a Marraquech, donde se rueda la película Alexander. "Así es como intento aproximarme al personaje desde el punto de vista de hoy".

Farrell considera a Alejandro Magno el mayor reto de su carrera, por su impulsividad y sus resonancias de drama griego. El actor tiene un acento irlandés muy marcado, que Oliver Stone le ha pedido que no oculte del todo, pues, a fin de cuentas, eran macedonios, no griegos exquisitos.

Stone, que estrenará la película a finales de año, considera que Farrell es el intérprete ideal, por la fuerza de sus rasgos y su energía física, para reproducir "ese anhelo de fin del mundo" que impelía furiosamente a Alejandro, "esa visión de la vida como una carrera, como una fuga". Y añade, para darle al proyecto un toque freudiano muy hollywoodense: "Quizá huía de su madre".

En realidad, Colin Farrell no huyó de Angelina Jolie, quien, con 28 años y sólo uno más que el actor, interpreta misterios del casting a su madre. Después de rodar en Marruecos, los dos viajaron a Egipto para pasar las navidades. Vieron juntos Alejandría, la ciudad fundada por Alejandro, 23 siglos atrás, foco de irradiación durante mil años, hasta la llegada del islam, de la cultura helenística.

Visitaron las pirámides y montaron en camello. Parecía evidente que eran más que amigos, aunque ella se presentó sola a la entrega de los Oscar y contó en el programa de Jay Leno: "No he tenido vida sexual desde hace más de un año… Que Dios proteja al próximo".

La bellísima actriz californiana es caracterizada en algún momento de la película como una mujer de 52 años metida en la piel de Olimpiada, la autoritaria esposa de Filipo de Macedonia, sospechosa de envenenar a su marido para darle al hijo la llave del poder total; una de las primeras mujeres fatales de la historia; instigadora, a la muerte de Alejandro a los 32 años, de una brutal represión asesina en busca de los conspiradores. Hoy, los historiadores hablan del alcoholismo del rey como causa de su temprano fallecimiento, o, según escribió V. Duruy en su Compendio de historia griega, "como consecuencia de varias orgías prolongadas".

Todo está en orden en el campo de batalla varios días antes de que Angelina Jolie se incorpore al rodaje y lo trastoque la prensa rosa le atribuye también un romance con Jared Leto, que interpreta a Hefestión, el amante de Alejandro. Cien personas han quitado durante horas las piedras de esta desértica área. Stone, con sombrero, polo rojo y chinos, se mueve entre el equipo dando órdenes con un optimismo marcial (mil extras, 100 caballos, dos unidades, ocho cámaras…) mientras su hijo veinteañero, Sean Stone, graba las imágenes para el making off .

Entre el polvo aparece súbitamente Colin Farrell, el Brad Pitt moreno. Pero él lleva aquí el pelo teñido de rubio, lo cual no deja de ser un tanto decepcionante; sus mechones asoman bajo un casco con un penacho rojo en el centro y dos plumas blancas laterales. Montado en un enorme frisón holandés negro, uno de los cuatro preciosos caballos que han servido para representar a Bucéfalo, Farrell entra en la batalla luchando a espada contra el enemigo persa y bajándose a continuación de la montura para seguir la pelea cuerpo a cuerpo.

Suenan los cuernos, los gritos de los soldados heridos aumentan de volumen, la sangre comienza a salpicar y el polvo lo cubre todo, hasta conseguir una atmósfera espectral. Gaugamela. Todo en la vida de Alejandro adquiere resonancias fabulosas.

Agotadoras jornadas de rodaje

En Lakhafaouna, a una veintena de kilómetros de Marraquech, las escenas de esa batalla requieren tres semanas de rodaje: una de las más celebradas de la historia, clave para la expansión hacia Oriente, choque frontal entre el ejército de Alejandro y el de Darío de Persia, en el que el primero venció y demostró su genialidad y estratega y el segundo tuvo que huir en desbandada tras perder a 56 mil hombres.

Hoy día aún sigue estudiándose aquella envolvente: aprovechando una brecha en el frente centro-izquierda de los persas, la caballería y una parte de la falange de infantería, en formación de cuña, se lanzan en dirección a la posición del mismísimo Darío, lo que obliga al Gran Rey a retroceder.

Muchos entre el millar de extras, soldados del ejército marroquí, aprovechan los escudos en los descansos para cobijarse en su pequeña sombra. En este ambiente apacible, pese a que se filma una batalla de violencia extrema, entre aguadores que quitan la sed de la tropa, Oliver Stone mueve los hilos de su primera súper producción. Una película en la que un director obsesionado por el poder JFK , en 1991; Nixon , en 1995, y dos recientes documentales sobre Fidel Castro (Comandante ) y Yasir Arafat (Persona non grata ) se aleja radicalmente de la historia reciente de EU y de la actualidad mundial.

Aquí aborda a un personaje cuyos sobrenombres (Magno , El de los Dos Cuernos , El Demonio ) todavía se escuchan en los cuentos populares de Asia. ¿Qué va a hacer con Alejandro el director de asesinos natos?, ¿una historia de sexo, drogas y guerra? "Ése podría ser un punto de vista", contesta aprovechando una pequeña parada en la filmación, "pero, desde otra perspectiva se le puede ver como un personaje en dos facetas: Apolo y Eros. Se trataba de un hombre extremadamente inteligente, de gran ambición, que construyó ciudades y se sirvió de hombres de la cultura y de la ciencia para sus fines, contribuyendo así a ampliar las miras de la civilización". Consciente del lado brutal de Alejandro, intenta disculparle: "Daba más de lo que recibió".

Autor de un guión que se basa en una biografía del historiador británico Robin Lane Fox, el director se enorgullece de ser prácticamente el primer cineasta que se ocupa del personaje (no oculta su desdén por la película de Robert Rossen de 1956). Y se sorprende de que Shakespeare o Marlowe, o los dramaturgos romanos no repararan en ese héroe que conquistó el mundo, desde Macedonia hasta la India, en una epopeya que cubre Grecia, Turquía, Siria, Irán, Irak, Afganistán y Pakistán. La expedición, con toda su crueldad y destrucción, consiguió interrelacionar la cultura griega con la egipcia, la judía, la iraní y la india en una suerte de "confraternización universal" que para muchos historiadores supuso un antes y un después en la historia humana. Como ejemplo de ese legado sirve el teorema de Pitágoras, que llegó a China sólo unas décadas después de la muerte de Alejandro, en Babilonia, el 21 de abril del año 323 antes de Cristo.

Sin embargo, los rasgos de su personalidad política adquieren tintes más tenebrosos en cuanto los historiadores se alejan de las referencias a las fuentes griegas. Como escribe Michael Wood en el libro de la serie de la BBC que siguió los pasos del militar en su conquista hasta las riberas del Indo, la aventura helena de Alejandro en Asia se está reconsiderando en términos como colonialismo, orientalismo y racismo. "También así se están contemplando, a la luz de una perspectiva actual, sus purgas y masacres, su confianza en los servicios de inteligencia, la policía secreta, su control de la información, el uso de la tortura, la manipulación de imágenes, la propaganda de Estado y el empleo del terror contra la población civil".

Los persigue la muerte de Cleitos

Dos sucesos espeluznantes ilustran la barbarie de Alejandro: el asesinato de Cleitos, su hermano de leche, colocado al mando del batallón real, y la tortura y muerte de Calístenes, uno de los cronistas y filósofos que le acompañaron en la campaña, sobrino de Aristóteles (quien había sido preceptor de Alejandro y que rompió con él tras el suceso).

Gary Stretch, guapo actor británico ex novio de Raquel Welch, interpreta a Cleitos. "Todo hombre tiene un Alejandro dentro", dice con laconismo. En plena borrachera, una discusión en la que Alejandro se ufana de sus propios méritos y critica a su padre acaba subiendo de tono, hasta que Cleitos le grita que toda su gloria se la debe a Filipo. Alejandro, enfurecido, sigue a Cleitos fuera del campamento y le traspasa con una lanza, para después encerrarse durante días en su tienda preso de los remordimientos. Lo dejó escrito Plutarco: "A veces su comportamiento social era delicado, y sus maneras, llenas de encanto, por encima de cualquiera de los príncipes de su edad". Pero en otras ocasiones, en especial cuando bebía, "podía actuar de forma ofensivamente arrogante y descender al nivel de los soldados rasos, no sólo permitiéndose a sí mismo dar rienda suelta a la jactancia, sino también dejándose seducir por los aduladores". Es ya un momento de la decadencia del rey, hasta el punto de que sus detractores, como el panfletista Ephippus, le tildaban de "melancólicamente loco".

Gary Stretch se esfuerza en ver la parte positiva de la historia, no en vano acompañaban a Alejandro en su conquista personalidades como Anaxímenes, Onesicritos, Policleto, Aristóbulo y Marsias, además de Calístenes. Stretch considera que hay que aprender de su intento de integración con otras culturas, en su inteligencia y sensibilidad para encauzar la cantidad y complejidad de ángulos (políticos, sociales, culturales…) que marcaron su gesta. "Y junto a eso", prosigue Stretch, "la lucha interna, el difícil equilibrio entre el hombre público y el solitario incomprendido, al que le pesa que otros descubran sus flancos escondidos y vulnerables, entre ellos la homosexualidad".

Colin Farrell interviene para decir que el aspecto de la homosexualidad del héroe debe tomarse como "una parte más de la historia, inscribiéndola con naturalidad dentro de la tradición macedónica". Alejandro tuvo un hijo con su amante Barsina y dos con su mujer, Roxana, pero su vida sexual más plena se relaciona con hombres. El principal, Hefestión (Jared Leto), "más alto y más hermoso que Alejandro", según Diodoro, compañero de su círculo juvenil y cuya muerte le causó una profunda crisis obsesiva. Después vendría el eunuco Bagoas (Francisco Bosch) o el joven Euxenippos, tan bello como Hefestión, pero sin el encanto de éste.

DiCaprio iba a hacer el papel

Rodada en Marruecos, Londres y Tailandia con un presupuesto de 150 millones de dólares, antes de que Stone se hiciera con el proyecto de Alexander , otros lo intentaron. Martin Scorsese, Ridley Scott y Mel Gibson sonaron como directores, y Baz Luhrmann, el responsable de Moline rouge , estuvo a punto de conseguirlo, con Leonardo DiCaprio como estrella. Con el fracasado proyecto, que iba a producir Dino de Laurentiis, fracasó también la loca definición de Luhrmann sobre Aristóteles: "El ObiWan Kenobi de su época".

La grandeza y la ceguera del poder

Una leyenda que duró siglos atribuye la muerte de Alejandro a un envenenamiento planeado por Aristóteles para vengarse del asesinato de su sobrino Calístenes. En la tradición griega y romana, el horrible final de Calístenes pasó a ejemplificar los crímenes del poder contra el pensamiento.

Alejandro es el hombre que recoge en sí, de manera emblemática, dos facetas: la grandeza del poder y la ceguera provocada por el poder, según escribe el ensayista italiano Luciano Canfora. Arrestado, mutilado, exhibido en una jaula y despedazado por un león, a Calístenes se le había acusado de participar en la conjura de los pajes, que fueron torturados y asesinados por su oposición a los rituales de la corte persa que Alejandro quiso imponer entre su séquito, en especial la proskynesis, inclinaciones y gestos de deferencia en presencia del soberano. Séneca escribió: "Cada vez que alguien diga de Alejandro que conquistó todo el mundo hasta el océano, y extendió el reino de Macedonia desde un minúsculo ángulo de Tracia hasta los límites extremos del oriente, se deberá responder: pero mató a Calístenes. Poco importa que haya superado la gesta de todos los capitanes anteriores: ninguna de sus empresas podrá ser tan grande como aquel crimen".

Pero el filme de Oliver Stone no trata de perfilar a un asesino, sino sobre todo a un personaje "polémico y contradictorio" interpretado por Colin Farrell "con una entrega y convicción impresionantes". Así lo explica el mexicano Rodrigo Prieto, director de fotografía de Alexander (también de Amores perros y 21 gramos ): "A la vez que conquistaba y dominaba pueblos y territorios, fomentaba la integración cultural. Es una figura a la que es posible admirar y detestar al mismo tiempo, y creo que la película logra retratar a esta personalidad conflictiva y compleja permitiéndonos sentir cierta empatía con él."

Oliver Stone resume la historia de Alejandro Magno como la de "un joven, un príncipe, un rey que logró muchos de sus sueños sobre la tierra. Hasta que, como una estrella, la luz dejó de brillar".

Cuatro frisones interpretan a Bucéfalo

Ocho caballos de pura raza española sirvieron a los actores principales en el rodaje de Alexander . Y un potro de tres años, dos de cuatro y uno de cinco, negros frisones holandeses comprados en Italia, fueron utilizados para rodar las escenas en las que aparece Bucéfalo, nombrado así por su cabeza parecida a la de buey, el animal que participa en la leyenda de Alejandro.

Y si el héroe supo desatar el nudo gordiano, de complejidad extraordinaria, también logró domar como por ensalmo al indómito Bucéfalo. Regalo de su padre, puso al animal de frente al sol para que no le importunara su propia sombra, momento que aprovechó para montarlo. A partir de entonces, Bucéfalo se convirtió en su más fiel acompañante, hasta el punto de que, cuando en una ocasión fue robado, amenazó de muerte a la tribu donde acampaban hasta que reapareció sin daño.

Se eligió esta raza porque el frisón holandés "tiene un aspecto y un carácter de guerrero, con movimientos espectaculares y comportamiento de carácter y fuerza", según lo define Ricardo Cruz, de 50 años, el experto español que ha provisto a la producción de un centenar de caballos.

La familia Cruz lleva 50 años ofreciendo caballos para el cine, y actores como Colin Farrell y Gary Stretch viajaron a Madrid para aprender a montar durante una semana intensiva en la finca El Chaparral, en Daganzo, cerca de Alcalá de Henares.

Ricardo Cruz alaba el arrojo de Farrell, "un fenómeno" que ha querido hacer hasta los planos de los dobles. "Es muy buena gente, muy buen chico", dice. "A los dos días es como si formara parte de tu familia. Es cariñoso y siempre tiene ganas de colaborar, de trabajar. Y tiene ese toque irlandés que a veces es muy parecido al de los españoles".

Alexander , la película de Oliver Stone basada en la vida de Alejandro Magno, se estrenará en Estados Unidos el 5 de noviembre.

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