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19/02/2004

Anthony Breznican ● The Associated Press

La controversia alimenta la expectativa por la película de Gibson
LOS ANGELES (AP) _ La controversia que involucra religión universal, historia antigua y susceptibilidades modernas tiene ribetes más dignos del Apocalipsis bíblico que de la revista Variety de la industria cinematográfica.

Son las pasiones que despierta una película todavía no estrenada, un conflicto que ha permitido a Mel Gibson catapultar "La pasión de Cristo" a verdadero acontecimiento internacional.

"La pasión", que describe en detalles macabros las horas finales de la vida de Cristo, se estrena en Estados Unidos el 25 de febrero, el Miércoles de Ceniza en el calendario católico.

El actor católico ha restringido casi todos los preestrenos a miles de religiosos y líderes cristianos; ha instado al uso de "La pasión" con fines proselitistas; ha distribuido sermones alusivos a la película; ha estimulado campañas de grupos cristianos por la internet, e incluso buscó el aval del papa Juan Pablo II, aunque está en duda que lo haya conseguido.

Pero la piedad atrae menos atención que la controversia, en este caso la duda de si "La pasión" promueve el antisemitismo culpando a los judíos por la muerte de Cristo.

El resultado paradójico es que una película rechazada por todos los estudios grandes, con subtítulos traducidos del latín y el arameo, parece destinada a ser un éxito de público.

"Éste es uno de los principales acontecimientos del año, sencillamente debido a lo singular", dijo Brandon Gray, propietario de BoxOfficeMojo.com, que sigue el movimiento de taquillas del cine. "Es difícil comprender que una película en dos lenguas muertas, muy religiosa y tan centrada en el sufrimiento y tortura de alguien, sea un éxito".

Gibson produjo, dirigió y coescribió "La pasión" y gastó 25 millones de dólares de su propio dinero para hacerla. Durante el proceso, el director galardonado con el Oscar por "Braveheart" se ha defendido a sí y a su familia de acusaciones de antisemitismo, insistiendo en que la película tiene el propósito "de inspirar y no de ofender".

Esas mismas acusaciones presumiblemente contribuirán a vender más entradas.

Ninguna campaña publicitaria pudo haber recibido tanta atención. Además de la legión de creyentes y evangélicos que apoyan la cinta, ahora muchos escépticos y agnósticos probablemente irán a verla --no importa lo que digan los críticos-- para juzgarla de por sí.

Abraham Foxman, titular de la Liga Antidifamación, un grupo judío, es uno de ellos.

"Probablemente volveré a verla para ver si él (Gibson) cambió algo. Compraré una entrada para ir a verla", dijo Foxman, uno de los críticos más vociferantes de la película, que se coló en un teatro de la Florida durante una exhibición para clérigos cristianos.

"Quizás ayudaremos a promoverla", admitió. "Aunque lo hagamos, no creo que la comunidad judía pueda darse el lujo de ignorar el antisemitismo".

Durante la filmación a principios del 2003, Gibson bromeó públicamente que la película podría ser "el fin de mi carrera". Pero había tenido el propósito de hacerla desde que experimentó una crisis espiritual hace 13 años, según escribió en diciembre en un correo electrónico a la Associated Press.

"Pasé por un momento difícil en mi vida y la meditación sobre el sufrimiento y pasión de Cristo me permitió superarlo", agregó el actor en su mensaje, después de negarse a una entrevista para esta crónica. "Una vez que empecé a meditar en la pasión y a profundizarla en mi mente y mi corazón, empecé a comprenderla, a creer: ésta es la versión que reflejo en mi cinta".

Como todo actor supertaquillero, Gibson, que se elevó a la categoría de superastro con las películas de las series "Mad Max" y "Lethal Weapon", es bien considerado por buena parte de Hollywood. Pero aparte de un puñado de partidarios como Jack Valenti, de la Asociación de Cinematografía de Estados Unidos, pocos se han manifestado públicamente a favor ni en contra.

La industria cinematográfica tiene una numerosa población judía, aunque no particularmente religiosa. Y la cúpula de Hollywood podría necesitar del poder taquillero de Gibson más que a la inversa.

El actor dijo que su trabajo en "La pasión" movió a algunos reporteros a tratar de ensuciarlo interrogando a su padre de 85 años. "Tómenselas conmigo si quieren", dijo, "Pero si empiezan a meterse con mi familia..."

Fue un ataque preventivo. Tres meses después la revista del New York Times atribuyó al padre del actor, Hutton Gibson, haber descrito el Concilio Vaticano Segundo --que proclamó que los judíos no eran responsables de la muerte de Cristo-- como "una confabulación masónica respaldada por los judíos".

Desde entonces Mel Gibson ha optado por predicar a los ya convencidos, como la autora conservadora Peggy Noonan.

Algunos observadores conjeturan que la película recuperará los 25 millones de dólares en el primer fin de semana de proyección, cuando debute en 2.000 salas.

Sería un debut notable para una película con subtítulos sin un astro principal (Jim Caviezel, de "El Conde de Montecristo", interpreta a Jesús). Ahora la cuestión no es si "La pasión" tendrá éxito, sino si trascenderá el círculo de los creyentes para interesar al público en general.

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