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La Razón, Madrid, 8 de enero de 2002
«Carpe Diem». Ángela Vallvey lo tiene claro: Hay que aprovechar cada día

Vallvey: «Ulises era un pendón que engañó durante 20 años a Penélope»

La ganadora del Premio Nadal dice que escribe para hacer feliz a sus lectores

Se considera un caso insólito. Ángela Vallvey afirma que en Italia los taxistas la reconocen, pero en España su nombre ha empezado a sonar después de convertirse en la ganadora de la 58ª edición del Premio Nadal con «Los estados carenciales». «La Odisea» de Homero y el «Ulises» de Joyce son las fuentes de las que ha bebido para crear una novela «que demuestra que la vida puede ser un poema épico».

Sonia Doménech - Barcelona.-
Dice que se crece en cada novela, que cada nuevo libro es un paso más en una carrera que, según sus propias palabras, está ya perfectamente diseñada. Ángela Vallvey no se refiere a los éxitos que pueda ir cosechando -convertirse en la ganadora del Premio Nadal, el último- sino más bien al contenido de sus obras con las que quiere hacer un poco más felices a los lectores. Es síntoma de la perfección de la que hacen gala los suizos. Ella no lo es (nació en Ciudad Real en 1964), aunque quizá se le ha pegado un poco la perfecta puntualidad, pues vive en Ginebra desde hace varios años. En el tí
tulo de la obra galardonada, «Los estados carenciales», recuerda un antiguo anuncio de aspirinas, la clásica solución a los dolores de cabeza.
   -Éste es un libro terapéutico; te cura de alguna manera. La literatura, en general, es así y yo he querido poner el énfasis en esto para que el lector vea que tiene una riqueza absoluta.
   -También existen los libros de autoayuda a los que usted satiriza.
   -He querido hacer una sátira de este tipo de libros. Los descubrí hace cinco años y empecé a pensar en escribir una novela porque vi mucho tema, me di cuenta que se le puede sacar mucho jugo literario. Es un tipo de prosa que está ahí y no se puede obviar y, además, utiliza muchas citas literarias, incluso de Dostoievski, o citas de filósofos, puesto que no hay que olvidar que su objetivo no es aburrir a nadie sino descubrir la felicidad.
   -¿Y por ello decide inspirarse en Homero?
   -Mi modelo era «La odisea» de Homero y, un poco, el «Ulises» de Joyce. De alguna manera, quería explicarme a mí misma que la vida puede ser un poema épico. Además, es un homenaje a la cultura clásica.
   -Amor y desamor entre dos personas ¿El mito de Ulises continúa teniendo actualidad?
   -La obra de Homero es un modelo arquetípico de lo que son una serie de dificultades. Ulises era un pendón que durante 20 años estuvo engañando a la pobre Penélope, sedente, pasiva, lo que demuestra que hay valores permanentes, que en la cultura clásica hay una esencia totalmente válida hoy en día y una historia universal, aunque ahora sea un pelín distinta es válida.
   -¿Son Joyce y Homero sus únicos referentes literarios?
   -Siempre que se me pregunta por mis referentes prefiero no contestar. Trato de tener mi propia voz a base de muchas lecturas. Además, imagino que las lecturas que más me han marcado son las que haces de joven y adolescente, los libros de Stevenson y Twain, la novela española... son muchas cosas.
   -Los titulares apuntan que es usted un caso insólito en la literatura nacional. Su novela «A la caza del último salvaje» ha sido traducida a ocho idiomas, en cambio, en España es una desconocida.
   -Sí, es verdad. En Italia me conocen, incluso, los taxistas. Aquí, en cambio, la gente me conoce más en el mundo de la poesía; en narrativa, he tenido excelentes críticas y vendo más que algunos que se consideran de los famosos porque aparecen mucho en la vida pública, pero es cierto que soy desconocida para la mayoría.
   -¿Hay algún tipo de relación temática con sus anteriores novelas «A la caza del último salvaje» y «Vías de extinción»?
   -No. La relación temática no está nada clara; no soy de esas personas que escriben siempre el mismo libro. Para eso escribes uno y, después, te callas.
   -¿Y tienen algún tipo de relación su narrativa y su obra poética?
   -Absolutamente ninguna. No tengo nada que ver. Además, la autoestima que tengo como poeta es muy buena, en cambio, como narradora me crezco libro a libro. Soy de la opinión que la poesía puede arruinar una narración, puede haber unas gotitas en mis novelas, pero nunca escribiré prosa poética.
   -¿Lo tiene todo planificado?
   -Tengo en mente las ideas de las novelas que quiero en la cabeza. Hay que aprovechar cada día que pasa porque no sabes que puede pasar mañana, pero no quiero llegar a los cien años.


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