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ABC, Madrid, 4 de junio de 2002

Un incendio en París acaba con tres millones de «clásicos»

JUAN PEDRO QUIÑONERO. Corresponsal PARÍS.

El incendio de los almacenes del editor-distribuidor «Les Belles Lettres», en Gasny (Eure), ha reducido a cenizas tres millones de libros. Una docena de pequeños editores minoritarios y selectos han perdido prácticamente la totalidad de su fondo comercial. Se trata de un enorme desastre para la edición más libre e independiente.

Como saben todos los estudiantes de Filología griega o latina, desde hace más de medio siglo, las ediciones clásicas de «Les Belles Lettres» son una referencia obligada para quienes han frecuentado y frecuentan el majestuoso «corpus» literario donde se funda nuestra civilización. Son los almacenes del mismo editor y distribuidor los que han sido víctimas de un incendio devastador.

Desde hace años, «Les Belles Lettres» se había convertido, igualmente, en reputado distribuidor de minúsculas editoriales universitarias, minoritarias, selectísimas. Nueve de esos editores, la flor más fina de la edición francesa de nuestro tiempo, habían creado, en 1998, su propio micro-grupo distribuidor, «Atheles», bajo la tutela de «Les Belles Lettres». Son precisamente los editores más elitistas y minoritarios, como «Fata Morgana», «Klinsksieck», «Obsidiane» y «L´Âge d´Homme», entre otros, los que han sufrido pérdidas más devastadoras.

Para los grandes grupos editoriales, el incendio de unos almacenes puede crear muchos problemas. Para los editores minoritarios, la pérdida de todo un stock de libros amenaza la supervivencia misma del proyecto editorial. Los editores de los tres millones de libros desaparecidos van a recurrir a sus compañías de seguros para intentar relanzar sus respectivas empresas. Pero varios de ellos se encuentran en una situación muy precaria. Bastantes editores se han quedado sin libros para distribuir o vender, mientras que los gastos de funcionamiento deberán pagarse a muy corto plazo.

«Les Belles Lettres» y «Atheles» han creado un comité de crisis para intentar salvar a los pequeños editores que se encuentran en una situación desesperada. En bastantes casos, se trata de editores muy libres, independientes, partidarios del trabajo artesanal y alejados de las estrategias comerciales y publicitarias de los grandes grupos comerciales.

Empresas como «Fata Morgana», gran editor de poesía, o «L´Âge d´Homme», que fue, en su día, un pionero en la publicación de disidentes soviéticos, son hoy víctimas de un accidente que puede costarles muy caro. «Les Belles Lettres» y «José Corti» han hecho un llamamiento a la solidaridad entre pequeños editores nacionales y europeos.


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