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El Mundo, Madrid, La aventura de la historia

Naumaquias, el mayor espectáculo de Roma

Los romanos celebraban representaciones de combates navales, de gran importancia, durante la época imperial. Su teatralidad, su megalomanía y su crueldad eran propias de un régimen totalitario.

En la Roma imperial, los espectáculos no se reducían a simple afición individual, festejos populares o tema de ocio: eran públicos y constituían un placer común a todas las clases sociales, hasta el punto de convertirse en una de las señas de identidad más controvertidas de la civilización romana.

En estos espectáculos, entre los que se incluían los combates de gladiadores, las carreras de carros o la matanza de animales salvajes, el placer se convertía en pasión, cuyos excesos, aunque censurados por sabios y filósofos, no impedían que ellos mismos acudieran a contemplarlo con interés y agrado.

Como espectáculo, la muerte debía ser envuelta en el lujo y la fantasía. No es de extrañar, por tanto, que en Roma, centro del poder, el régimen imperial derrochase oro e imaginación, para ofrecer a un pueblo que se sentía dueño del mundo juegos dignos de esta condición.

Y de estos juegos, eran sin duda los simulacros de combates navales los más ostentosos y espectaculares, y también, por lo mismo, los menos usuales, hasta el punto de merecer la atención de escritores como Suetonio, Tácito o Dión Casio, que transmitieron a la posterioridad muchos de sus pormenores.

Todavía más, el propio fundador del régimen imperial, Augusto, en su autobiografía oficial, creyó oportuno incluir entre sus méritos la celebración en el año 2 d.C. de uno de estos espectáculos.

¿Qué eran, exactamente, y en qué consistían las naumaquias? José Manuel Roldán, catedrático de Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro "El imperialismo romano", rememora los detalles de aquellos espectáculos.

La información se completa con un fabuloso despegable.


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