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12/12/2004

Ángel Muñoz Vicente ● www.europasur.com

Sobre la ubicación de los santuarios gaditanos en época fenicia
Mucho se ha hablado y escrito sobre el emplazamiento de los templos fenicios que los autores clásicos nos refieren de su existencia en el territorio de Gadir. Tradicionalmente se ha venido identificando el islote de Sancti Petri como el lugar elegido por los fenicios de Tiro para la implantación de su más antiguo y famoso santuario en Occidente: el de Melkart. Por su parte la zona del Castillo de San Sebastián, en La Caleta, se ha relacionado como hipótesis más admitida, con el lugar donde debió ubicarse otro de los santuarios relevantes de Gadir: el de Baal. Por último los alrededores del Castillo de Santa Catalina y más concretamente en la zona conocida como la Punta del Nao, ha sido el lugar asignado por la mayoría de los investigadores para el emplazamiento del santuario a Astarté, divinidad que junto a Melkart constituían la base del panteón de la metrópolis tiria en los inicios del primer milenio antes de nuestra Era.

Estas localizaciones tuvieron su explicación y sustento tanto en las noticias de los historiadores y geógrafos de la Antigüedad, como en las reconstrucciones del paisaje de la Bahía de Cádiz en épocas antiguas, lanzadas en la década de los 80 del siglo pasado a raíz de la determinación, esbozada por F. Ponce unos años antes, de la existencia de un brazo de mar que discurría por el interior del casco antiguo de Cádiz y que como ha publicado J.A. Fierro en la segunda edición de su libro Historia de la ciudad de Cádiz, ya se había hecho eco de esta circunstancia S. Viniegra a finales del siglo XIX y principios del XX.

Si el establecimiento de esta primera aproximación al paisaje de Gadir/Gades hace ahora casi 25 años, supuso un relanzamiento de los estudios fenicios en el área gaditana, los trabajos geoarqueológicos llevados a cabo bajo la dirección de los profesores O. Arteaga y H.D. Schulz,en los años 2000 (saco interior de la Bahía) y 2001 (ciudad de Cádiz), han supuesto los primeros trabajos científicos para abordar la estrategia del poblamiento histórico en la Bahía de Cádiz y como no el punto de partida para iniciar una nueva lectura de los textos clásicos.

De entre las citas de los autores que se refieren a los templos gaditanos podemos destacar las de Estrabón, que en un pasaje de su Geografía, refiriéndose a la ciudad mandada a construir por Balbo, dice: "La ciudad yace en la parte occidental de la isla, y cerca de ella, en la extremidad que avanza hacia el islote, se alza el Kronion. El Herakleion está en la otra parte, hacia el oriente, en el lugar donde la isla se acerca más a tierra firme...". De este texto se desprende la existencia de dos templos ubicados en los extremos de la isla mayor o Cotinusa, uno dedicado a Melkart-Hércules y otro consagrado a Cronos, dios griego identificado por los cartagineses como Baal Hammon. Estas referencias, en principio poco claras si las analizamos desde la perspectiva del paisaje actual o de la restitución paleotopográfica de los años ochenta del siglo pasado, pueden tener su explicación a la luz de los nuevos trabajos geoarqueológicos. Para la historiografía de los dos últimos siglos el "islote" que cita Estrabón se ha venido admitiendo su identificación con la pequeña isla de San Sebastián. Sin embargo hoy día podemos saber con certeza que dicho islote se originó como consecuencia del proceso erosivo del océano con posterioridad a época romana, formando este territorio donde hoy se asienta el castillo del mismo nombre, uno de los extremos de la isla Cotinusa durante toda la Antigüedad. Así el citado "islote" podríamos identificarlo con la isla pequeña donde Plinio indica que estuvo el antiguo oppidum de Gades, es decir Erytheia y "la extremidad que avanza" hacia el mismo, puede estar refiriéndose a ese sector de tierra que cegó por su parte central el brazo de mar entre ambas islas a partir de aproximadamente el 4500 a.C.. En consecuencia sería en este sector de Cotinusa, en el actual Campo del Sur, entre el Barrio del Pópulo y el de la Viña el lugar donde pudo estar emplazado el santuario de Baal. Esta hipótesis concretada al área de la Catedral Vieja ya fue señalada por Hübner a principios del siglo XX, expresándose en el mismo sentido García y Bellido en 1942.

En relación a lo anterior podríamos traer a colación los resultados de las excavaciones realizadas en la Casa del Obispo, en la plaza de Fray Félix, bajo la dirección de los Srs. Gener y Pajuelo, donde las estructuras murarias localizadas y el enterramiento monumental con podium de sillares de ostionera (la denominada tumba-templo) podrían tener un claro matiz ritual si analizamos los restos materiales asociados a las mismas. En este sentido es de destacar el bajo porcentaje de ánforas (menos del 10% del total) y grandes recipientes de almacenaje (2,5%) en relación con otros tipos cerámicos como platos y cuencos, que pueden indicar que nos encontramos ante unas construcciones no vinculadas a tareas relacionadas con actividades industriales o comerciales (el ánfora como indicador relevante de estas actividades) o de habitat (el recipiente de almacenaje como elemento característico para reserva de provisiones). Por otro lado las formas cerámicas más abundantes (platos, cuencos y vasos de imitación de formas de la vajilla de lujo griega)son tipos frecuentes en yacimientos relacionados con actividades de culto. Igualmente el quemador de perfumes con restos de cenizas en su cazoleta, puede igualmente responder a algún tipo de ofrenda ritual.

En cuanto el santuario de Melkart las novedades para determinar su ubicación radican en la importante comprobación geoarqueológica de que el islote de Sancti Petri siempre tuvo carácter insular y nunca estuvo, como se pretendió desde las formulaciones paleotopográficas de los años ochenta, soldado a la isla mayor o Cotinusa. Consecuentemente el extremo de la isla hacia el oriente, en el lugar donde más se acerca a tierra firme, sería la denominada actualmente Punta del Boquerón. Esta hipótesis tendría igualmente su comprobación arqueológica en los sondeos realizados bajo la dirección de R. Corzo en 1985 en el citado islote, en los que no se documentaron estructuras que puedan relacionarse con el santuario, ya que los niveles detectados únicamente pudieron testimoniar la presencia humana en la zona a partir de los inicios de la presencia fenicia en Occidente y sin que en ningún momento el registro arqueológico pueda relacionarse con actividades de culto. Hay que recordar que igualmente las conocidas estatuillas fenicias de bronce halladas casualmente en el interior del Caño de Sancti Petri, proceden de una zona más próxima al entorno de la Punta del Boquerón que al propio islote. Por último, sobre el santuario a Astarté poco o nada podemos añadir a lo ya conocido y admitido por la mayoría de los investigadores que coinciden en situarlo en los alrededores de la Punta del Nao y que Avieno en su Ora Marítima cita de la siguiente forma: "Del lado de la fortaleza por donde muere el día hay una isla consagrada a Venus Marina, y en ella un templo con profunda cripta y un oráculo".

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