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12/01/2004

Ángel Arnáiz ● www.elcorreogallego.com

Doce puertas en la muralla romana de Lucus Augusti
El arquitecto Carlos Sánchez-Montaña sostiene, en un reciente estudio de doctorado presentado en la Universidad de A Coruña, que la muralla bajo imperial de Lucus Augusti, datada entre las últimas décadas del siglo III y primeras del IV dC, tiene doce puertas. Sanchez-Montaña, en su trabajo de investigación, en esencia, asegura que el proyecto geométrico generador del bastión tiene un claro carácter defensivo y su implantación sobre la ciudad antigua se rige por una nueva geometría que, aún basada en la trama ortogonal de la ciudad alto imperial, atiende a nuevas necesidades del momento.

El proyecto fue ideado por un técnico, arquitecto o ingeniero, y por tanto realizado sobre la base de la geometría romana de la época. Su técnica constructiva se ajusta a cánones relatados por Vitrubio para este tipo de fortificaciones en su tratado de arquitectura, pero su implantación responde a criterios militares. La traza de la muralla se inscribe en un rectángulo de proporciones 3 a 4 que tiene en sus lados unas dimensiones de 519 m. por 692 m. y que a su vez está inscrito en una circunferencia de 865 m. de diámetro. Estas medidas son proporcionales a la escuadra pitagórica de dimensiones 3/4/5, base de muchas de las edificaciones de origen romano. Las líneas geométricas que soportan la muralla son visibles a través de su dibujo sobre un plano de la ciudad. Estas líneas no son observables en ningún otro lugar, ni han sido referenciadas anteriormente por una fuente histórica o una excavación arqueológica; por lo que sólo pueden pertenecer al proyecto original que se utilizó para construir la muralla romana hace 1.700 años y que aún se pueden comprobar y estudiar trazándolas en la actualidad. La muralla tiene forma rectangular con los vértices redondeados y sobre este rectángulo base están situadas las doce puertas del proyecto original. Cuatro puertas en cada uno de los lados mayores y dos en los menores.

Las doce puertas originales eran de dos clases, seis principales que permitían el paso de un carruaje, y seis puertas pequeñas o poternas que sólo permitían el paso de una persona. Una poterna es una puerta estrecha de pequeño tamaño, que suele estar elevada y de difícil acceso, y que se usaba como puerta falsa para poder entrar o salir en caso de asedio.

Durante la ejecución de la obra, y seguramente a petición de la comunidad paleocristiana, se proyectó una modificación del trazado de la muralla en la actual puerta de Santiago. Esta modificación fue desplazar unos metros en dirección oeste el emplazamiento de la puerta en el decumano allí existente y así ganar más espacio intramuros y crear una plaza delante de la basílica paleocristiana que existía en el siglo IV d.C. (actual plaza de Pío XII). Las doce puertas iniciales del proyecto de la muralla tienen una clara geometría común, están cada una relacionada de manera exacta con las demás de la ciudad y forman entre todas ellas una estrella de doce puntas con centro geométrico en el centro del rectángulo matriz. La puerta de Santiago es la única que debido a su desplazamiento no está situada en el lugar geométrico que le corresponde.

La posición de las doce puertas fue seleccionada para su servicio sobre una vía en uso de la ciudad alto imperial, las doce estaban situadas en los extremos de seis de las vías principales de la ciudad; cuatro decumanus y dos cardos. Hoy sólo es visible una parte de la muralla original, el monumento actual no refleja la majestuosidad original del conjunto. Los dirigentes de Lucus Augusti realizaron una empresa que significó un gran esfuerzo económico y de recursos humanos para su tiempo. No sólo como bastión defensivo de la ciudad, sino también como elemento propagandístico de la clase dirigente de la urbe frente a sus vecinos. La importancia que Lucus Augusti había alcanzado en el noroeste de Hispania obligaba a realizar una de carácter excepcional.

La muralla bajo imperial mantuvo el número de puertas que la ciudad antigua tenía, pero necesidades defensivas hicieron variar su ubicación y reducir su anchura para mejorar los accesos desde el exterior a la zona interior urbana.

Las doce puertas eran de dos clases. Las seis puertas principales documentadas son las que hoy reciben el nombre de puerta Miñá, de la Rúa Nueva, Falsa, San Pedro, del Castillo (cercana a la actual) y la puerta de Santiago.

Localización de las poternas en la fortificación

A los seis accesos principales del bastión lucense, según el trabajo de Sánchez-Montaña, hay que añadir seis puertas pequeñas o poternas, de las que no existe hasta el momento estudio ninguno y que son las situadas en la actualidad frente al edificio de la Delegación de Fomento, la emplazada frente al hospital de Santa María, la ubicada en la zona del barrio de Recatelo, la situada frente a la residencia de las Hermanitas, la que fue sustituida por la puerta de la Estación en 1875 y la emplazada frente a la Delegación de la Xunta de Galicia.

Estas seis poternas de pequeño tamaño, según Montaña, no han sido referenciadas hasta el momento y de ellas sólo es posible, en la actualidad, comprobar cuatro, ya que dos de ellas fueron, una demolida y sustituida por la puerta de la estación en el siglo XIX, y la otra demolida y posteriormente ignorada con la reconstrucción de la muralla en el siglo XX

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