Cabe imaginar aunque de hecho ya se dé en la práctica, a un futuro universitario, sea cual sea la especialidad que cultive, sin noticias de Platón, sin conocimiento de los rudimentos de su filosofía, que a su vez sería desconocer el pensamiento de Sócrates, y ello sólo para proponer un ejemplo? Pues esa consecuencia se consolidaría con la aplicación de una de las propuestas del Consejo de Coordinación Universitaria, concretamente éstas: la desaparición de la carrera de Humanidades. Sería, de todos modos, una hipótesis extrema que no parece destinada a ser llevada a la práctica. Ahora lo que parece imponerse como alternativa a la supresión de estos estudios es una reducción del número de horas de la asignatura de Filosofía en el bachillerato, pero manteniendo su contenido con reparto entre esta materia y otra destinada a la Educación para la Ciudadanía.

De todos modos, en su anómalo reformismo, si es que cabe llamarlo así, el Gobierno mantiene y aplica unos criterios que producen asombro y bastante inquietud en una extensa zona de profesorado. Contra estos proyectos, la entidad cultural no lucrativa denominada Acción Cultural Miguel de Cervantes de Barcelona suscribe un “Manifiesto de Apoyo a las Humanidades” que somete a la firma de los ciudadanos que lo deseen, bajo la convocatoria conjunta de la Sociedad de Estudios Clásicos.

El manifiesto contra los planes “deshumanizadores” del Gobierno, que vio la luz el 9 de diciembre del 2004, consta de cinco puntos cuyo tenor es el siguiente:

1. Resulta imprescindible un acuerdo entre las principales fuerzas políticas con el fin de garantizar la estabilidad de nuestro sistema educativo, pues los continuos cambios legislativos, producidos sin la suficiente negociación ni el necesario consenso, provocan una pérdida de calidad, tal como evidencian los resultados que obtienen nuestros escolares en el contexto internacional.

    

2. Debe existir un grado suficiente de contenidos comunes impartidos en todo el territorio del Estado, sin perjuicio de los que cada Comunidad Autónoma desee añadir, con el fin de que se garanticen unos mínimos cualitativos y cuantitativos a todos los ciudadanos.

    

3. Cualquier reforma del sistema educativo debe velar por preservar de manera muy especial el dominio de la propia lengua, así como un conocimiento amplio de contenidos humanísticos (Historia, Literatura, Filosofía, Arte, Geografía, etc.), con el fin de formar auténticos ciudadanos, dotados de criterio propio, y no simplemente trabajadores útiles para un mercado cada vez más competitivo y globalizado.

    

4. El estudio de las lenguas clásicas, el Latín y el Griego, y de la cultura que de ellas surgió y que ha contribuido a conformar en buena medida lo que hoy entendemos por civilización occidental, debe garantizarse y propiciarse, pues contribuye de manera decisiva a que los jóvenes comprendan el mundo que les ha tocado vivir y sepan apreciar los valores que Occidente ha desarrollado y extendido por todo el mundo.

    

5. El conocimiento de las lenguas y de la cultura clásica favorece, además, el dominio de la propia lengua y la comunicación entre los ciudadanos de la Unión Europea, al tiempo que facilita la compresión de la terminología cientifica y técnica de cualquier ámbito del saber.

Hasta aquí el texto que los autores del manifiesto intentan someter a la firma de los ciudadanos para posteriormente hacerlo llegar a las autoridades. La benemérita iniciativa de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, secundada por Acción Cultural Miguel de Cervantes, bien merece una atención especial en este tiempo de atentados “reformistas” contra las Humanidades. Se trata de una insistencia en una vieja preocupación más que comprensible y respetable.