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El Mundo, Madrid, 17 de diciembre de 2001

De Cleopatra a Jesucristo, pasando por los gladiadores

«Espartaco», «Ben-Hur» y «La última tentación de Cristo», entre las películas sobre la Antigüedad destacadas por escritores, historiadores y teólogos

JAVIER MEMBA

MADRID.- La antigüedad, más o menos clásica, recreada en un fascinante universo de cartón piedra, ya fue uno de los argumentos más frecuentes entre los primeros cineastas. Para el espectador común, muchas de las cintas situadas en aquel periodo de la historia son conocidas como «las películas de romanos». Sin embargo, los más cinéfilos las adscriben a uno de sus géneros favoritos: el peplum. Este término fue acuñado por la crítica francesa, parece ser que en alusión al nombre latino que designaba a la túnica de los legionarios.

Como poco, Roma ha inspirado al cine desde que en 1912 Enrico Guazzoni rodara el primer Quo Vadis. No mucho después, en 1916, David W. Griffith sitúa en Babilonia uno de los episodios de Intolerancia una de las cintas favoritas del filósofo Gabriel Albiac, por cierto en tanto que el siguiente tiene por argumento la peregrinación de Jesucristo.

«El cine de romanos, el peplum, me gusta mucho», afirma Juan Manuel de Prada. «Junto a las grandes producciones aparecía a veces un cine cutre, con su propio star system, en el que la inspiración tenía que suplir la falta de recursos». Dentro de las grandes producciones, el autor de Las máscaras del héroe, entre otros títulos, se queda con Espartaco. «Es una película emocionante, extraordinaria, con una acertada reflexión sobre la libertad del hombre, sobre el ansia de libertad. Está llena de ideas y sentimientos».

Román Gubern, autor de una historia del cine y de un buen número de ensayos sobre sus diferentes aspectos, también elige la monumental cinta de Stanley Kubrick. «Es mi peplum favorito, aunque en Cleopatra los actores están estupendos. Creo que Espartaco guarda un intento de releer la historia antigua con ojos novedosos; manipulándola ideológicamente se intenta mandar un mensaje de rebeldía social.Sin embargo, no era la favorita de Kubrick», concluye Gubern, aludiendo a los múltiples cortes que le fueron impuestos al cineasta tras el rodaje de la película protagonizada por Kirk Douglas y Tony Curtis.

Pasado desde el presente

Gran conocedor de la Antigüedad clásica, Ramón Irigoyen también destaca Espartaco entre el resto de las producciones del género.«Limitándonos al cine que recrea la Roma antigua, hay, como mínimo, dos joyas absolutas: Espartaco y Golfus de Roma. La primera es tan espectacular como profunda en su interpretación de la historia romana vista desde el presente; la segunda, una comedia histórica de primerísimo nivel. Dirigida por Richard Lester en 1966, su asimilación de las comedias de Plauto y Terencio es ejemplar».El autor de La locura de los Césares señala que ambas películas son «muy recomendables para la proyección en aulas de institutos y universidades».

Aunque el historiador César Vidal no resta méritos a Espartaco, puntualiza: «Es una de mis películas favoritas, pero se toma unas libertades escandalosas. Creo que Ben-Hur es mucho mejor.El texto en que se basa esta película es más sólido que el común de los otros peplum; aunque está escrito en el siglo XIX aún sigue teniendo vigencia. He vuelto a ver casi todas las grandes películas del género en el último año Gladiator me entretuvo mucho , pero Ben-Hur destaca por encima de todas ellas, su carrera de cuádrigas es insuperable».

El historiador además señala que la única alternativa al largometraje protagonizado por Charlton Heston y premiado con 11 Oscars sería Cleopatra.

Ni que decir tiene que esta superproducción dirigida por Joseph L. Mankiewicz, y que estuvo a punto de acabar con la Fox, es la cinta favorita de Terenci Moix, «pero no sólo en lo que al cine histórico se refiere, sino al cine en general. Es el primer intento de presentar la figura de Cleopatra vampiresa del tópico desde un punto de vista humano. La restituye su papel de poderosa mujer de estado y hace olvidar que Shakespeare la llamó serpent of the Nile.

El escritor, que en varias de sus novelas ha recreado el Antiguo Egipto y que este año ha publicado un nuevo volumen de Mis inmortales del cine, destaca igualmente La caída del Imperio Romano, del gran Anthony Mann, un largometraje que guarda ciertas similitudes con uno de los grandes éxitos recientes. «Gladiator debe más a esta película de lo que la gente recuerda. Pero en 1963 no existía la realidad virtual y Samuel Bronston levantó en las afueras de Madrid un decorado corpóreo que sigue asombrando.Anthony Mann traslada su maestría en el western para arrancar un tono épico arrebatador al paisaje».

Jesús en el cine

En medio de ese colosalismo, más propenso a la fantasía que a la fidelidad histórica que nos presenta el peplum, los albores del cristianismo, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, constituyen uno de sus principales subgéneros. En opinión del teólogo Enrique Miret Magdalena, «pese a todas las objeciones que se le pueden hacer a esta clase de películas, la mejor es Jesucristo Superstar. Constituye un intento de ofrecer a la juventud de los años 70 una imagen de Jesús que diga algo de sus inquietudes.La figura de Jesús no es entendida de un modo arquetípico, en cada cultura debe interpretarse a su manera y dentro de su época.Jesucristo Superstar representa lo que a los jóvenes de aquel tiempo les hubiera gustado que fuera Jesús».

Asimismo, Miret Magdalena se queda con El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini. «Creo que es un notable acercamiento a la figura sencilla que debió de ser Jesús».

El diplomático Gonzalo Puente Ojea, embajador de España en el Vaticano, coincide en alabar los logros de Pasolini, «en su intento de recuperar los paisajes bíblicos». Sin embargo, su favorita es La última tentación de Cristo «por la gran belleza de su realización técnica y la fidelidad con que Scorsese retrata al personaje.El cartonaje al que estamos acostumbrados en esta clase de producciones, que nunca se proponen profundizar, no tiene en cuenta el rigor histórico. La de Scorsese, por el contrario, es una gran película con un final incisivo».


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