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teatro corsario |
titus andronicus |
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de William Shakespeare |
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versión de fernando urdiales y ruth rivera |
‘Titus Andronicus’ es la
primera obra de William Shakespeare que el Teatro Corsario pone en escena. En
los veinte años de existencia de la compañía varias obras de este autor
han estado presentes a la hora de elegir un próximo montaje, siendo ‘Titus’
una de las más apetecidas. La peculiaridad de esta obra la hace
particularmente atractiva. Desde la perspectiva de su significación dentro del teatro shakesperiano, la obra es riquísima, ya que está poblada de elementos dramáticos que contienen temas y personajes que, posteriormente, darán lugar a argumentos y arquetipos inmortales como Hamlet, el rey Lear, Yago, o Lady Macbeth. En esta, como en otras obras, Shakespeare explora la ilimitada capacidad destructora del género humano, en un mundo en el que los dioses parecen haber huido. Esto emparenta a "Titus Andrónicus" con "El rey Lear" y con "Edipo rey". Los protagonistas de estas tres tragedias son personajes que no se conocen a sí mismos y que, a través de una crisis que los demás confunden con la locura, "ven" en las cenizas de su sufrimiento. Tito no aprende nada de sí ni del amor hasta que ve mutilada a su hija y se ve él mismo mutilado. De las cenizas de su supremo dolor emerge el deseo y la articulación de la venganza. Debido a la pasividad de los dioses, la venganza debe ser ejecutada personalmente. Tito, anestesiado por el dolor, ritualiza, "cocina", su propia venganza ante el fracaso de las leyes humanas y divinas. En medio del "infierno moral" que es ‘Titus Andronicus’ está la triste vida del general romano, la víctima, castigado no por el destino o la suerte, sino por su propia ofuscación y su arrogancia moral. Nada ni nadie debe atentar contra su pública heroicidad y su lealtad al Imperio y al poder despótico que representa el emperador Saturnino. Esta actitud provoca, desde el comienzo de la obra, una cadena de errores y de horrores que acaban con él y con su familia. Tito pasa de ser héroe nacional a sufrir una caída brutal en el abismo, hundido por la masacre que sufre y la degradación pública a que se ve sometido. Consciente de ello, reclama el derecho a ser el perdedor de la tragedia y a vomitar su amargura sobre los espectadores. Asistimos, por otra parte, al desmembramiento del Imperio romano. Las mutilaciones, en particular las que sufre Lavinia, no son sino una metáfora de la propia desarticulación del Imperio, regido por un poder absolutista y despótico del que como siempre, antes y ahora, la crueldad, la injusticia, la arbitrariedad, la venganza, el racismo y la violencia son los Ministros. Fernando Urdiales |
dramatis personae |
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saturnino: |
francisco
gonzález |
ficha técnica |
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escenografía: |
fernando
urdiales manuel alonso teresa lázaro olga mansilla fernando urdiales olga mansilla susana sanz juan carlos andrés jesús peña teresa lázaro teresa lázaro manuel alonso manuel iradier juan carlos andrés javier juárez juan carlos martín fernando urdiales |