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Ciclo tebano en el Teatro Galileo

Argumentos

Edipo rey

La peste asola la ciudad de Tebas en la que reina el rey Edipo. Un oráculo advierte que sólo castigando al asesino del antiguo rey, Layo, la peste cesará. Edipo se dispone a investigar quién fue el asesino de Layo. Las pesquisas llegan a una trágica conclusión: ¡El asesino de Layo fue él mismo! Aunque Edipo no sabía a quién mataba. Edipo, además, también era hijo de Layo, y al acceder al trono se había casado con la viuda de éste, Yocasta, y había tenido hijos con ella. Tras saberse parricida e incestuoso, Edipo se arranca los ojos y parte al destierro.

Aunque el conflicto trágico de Edipo nace de desobediencias del pasado, es él quien las sufre. Edipo ha infringido todas y cada una de estas leyes, pero él no era consciente. Aún así, está claro que su delito es más que monstruoso y el simple acometimiento del mismo, voluntario o no, ha de ser castigado, para Edipo ya no existe solución humana posible, no existe solución alguna. La fuerza dramática de la tragedia reside en el contraste, increíble y maravilloso, del justo Edipo y el más monstruoso de los criminales. Edipo, protagonista absoluto de la tragedia, sobresale sobre todos los personajes, por sus increíbles parlamentos y por su enorme fuerza dramática. Es de destacar la gran construcción teatral de la obra, al igual que la belleza de sus coros.

Edipo en Colono

Edipo, ya viejo y ciego, llega a la ciudad de Colono guiado por su hija Antígona. En Colono, el rey Teseo les recibe amigablemente y ofrece su ayuda a Edipo, cuando llega su otra hija, Ismene, con la noticia de la guerra entre sus dos hermanos, Eteocles y Polinices, por la ciudad de Tebas. Un oráculo ha anunciado que conseguirá la victoria aquél que obtenga el favor de Edipo y es por esto que hasta Colono viaja Creonte, defensor de Eteocles, que rapta a las dos hermanas. Teseo se enfrenta a Creonte y libera a las muchachas. También acude al lugar Polinices con la pretensión de conseguir la bendición de su padre. Edipo maldice a ambos hijos, que le habían desterrado de Tebas, y es protegido por Teseo. Poco después muere, de manera mágica y maravillosa según cuenta el mensajero.

La tragedia consiste en un episodio del ciclo tebano inserto entre la acción desarrollada en Edipo rey y la desarrollada en Antígona. En Edipo en Colono, la vejez es un tema constante - Sófocles ya tenía 94 años cuando la escribe - y además aparecen todos y cada uno de los sufrimientos: la discordia, la muerte, la guerra, la vejez el destierro... pero todos ellos se agrupan en uno solo: la vejez de Edipo. Es una obra de especial perfección, de ritmo intenso, de lirismo radiante, de parlamentos increíbles, de acción constante. Cabría mencionar el elogio de Colono, pues fue ésta la ciudad natal del poeta Sófocles.

Eteocles y Polinices

El ejército de Argos (en el que milita Polinices, hijo de Edipo e Yocasta) cerca la ciudad de Tebas, gobernada injustamente por el hermano de Polinices: Eteocles.

Yocasta, madre de ambos, propicia un encuentro entre ambos con el fin de que lleguen a un acuerdo, permitiéndoles exponer sus razones, y recriminándoles, a través de hermosos parlamentos, su afán de poder.  Ante la falta de concierto por parte de los dos hermanos, la ciudad es asediada por siete capitanes de Argos, cada uno de los cuales está situado en una de las siete puertas de la ciudad. Eteocles dispone otros siete capitanes de Tebas para salvaguardar la ciudad. Los dos hermanos, militantes de bandos contrarios, se enfrentarán en la séptima puerta. La suerte no llega a decantarse por ninguno de los dos bandos, por lo que ambos hermanos deciden enfrentarse en singular combate, hallando los dos la muerte a manos uno del otro.

El coro, representante del pueblo llano, canta los sufrimientos que padece a causa de esta lucha fraticida. Yocasta, enterada de la noticia del enfrentamiento de sus hijos, acude al campo de batalla con el fin de disuadirlos, pero su llegada es tardía, alcanzando a verlos morir y tomando la resolución de matarse por su propia mano, abatida por el sin fin de desgracias que han envuelto su vida. Antígona e Ismene, sus hijas, encabezan un fúnebre cortejo con doloroso treno en que lloran cada una la muerte de un hermano, presagio de lo que más adelante sucederá en “Antígona”.

La obra acaba con el pregón de la decisión del nuevo rey, Creonte, hermano de Yocasta y tío de las muchachas, de no permitir dar sepultura al cadáver de Polinices y enterrar con todos los honores a Eteocles.

Antígona

Muertos los dos hermanos de Antígona e hijos de Edipo, Eteocles y Polinices, el rey Creonte, tío de ambos hermanos, publica un decreto por el cual se prohíbe dar honras fúnebres a Polinices, por haber muerto luchando contra su patria. Antígona no puede permitir que su hermano sea abandonado como pasto para los buitres y decide enterrarlo, siendo consciente del castigo que por ello le espera. Da honras fúnebres a su hermano y Creonte la condena a ser encerrada en una tumba hasta que muera, pero ella se ahorca y, junto a ella, se suicida Hemón, prometido de Antígona e hijo de Creonte. La obra termina con el parlamento de arrepentimiento de Creonte y la reflexión del coro, que condena al tirano.

Antígona es un enfrentamiento de gran dramatismo constante entre dos personajes: Antígona y Creonte. Una es defensora de la ley natural; el otro es defensor de las leyes de la ciudad que, desobedecidas, debe conllevar el castigo. Antígona sufre un gran conflicto consigo misma, pues es consciente de lo que le acarreará desobedecer las leyes de los hombres, sin embargo, la ley natural y el amor fraternal, será más fuerte, siendo Antígona un personaje verdaderamente noble y dramático.

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